Capítulo 2:
Expulsado
Salían del
Salón de la Luz algo más aliviados. De no ser por la intervención de Enrique en
la decisión, ahora mismo estaría esperando la muerte. Enrique se había negado y
les había dicho que él se lo había pedido y Carlos le dijo que no debía, que
estaba prohibido. Añadió, que de no ser por eso, no habría podido liberar a
Carlos y probablemente habrían muerto. Aquello les hizo decidirse. Sería
enviado a una misión especial a un mundo de La Espiral.
Se detuvo y
le dijo a Enrique:
- Gracias. -
Le miró y antes de que dijese nada se fue, dejándole con la palabra en la boca.
No podía
ocultar la vergüenza que sentía, volvió corriendo a su cuarto en el ala este
del Palacio de la Luz. Preparó sus cosas en una mochila, se vistió
adecuadamente y se puso el equipo mágico, que incluía varita y capa de
invisibilidad. Iba a partir ya. No se entretendría más, no quería buscarse más
problemas.
Salió al
pasillo y no se entretuvo en despedirse de nadie, solo se dirigió a ver a
Gardross en el Salón de la Luz para recibir la misión. Abrió las puertas y se
dirigió a hablar con él. Hizo una reverencia y él le dijo:
- ¿Partes
ya? - No parecía sorprendido.
- Sí, mi
señor. ¿Cuál es mi misión?
- Debes ir a
MuuShu a recuperar un objeto muy valioso, lleva siglos perdido y es de vital
importancia. - Carlos se interesó.
- ¿Cuál, mi
señor?
- El Ojo
Perdido de Bartolomé. - Entonces lo comprendió todo.
Lo enviaban
a aquella misión con la esperanza de que no volviese nunca. Y Gardross lo
sabía. Ese Ojo se había perdido. Se decía, que era el Ojo del Pasado, y con él,
Bartolomé podía ver lo ocurrido con anterioridad en La Espiral. Malistaire lo
había robado para invocar al Dragón Titán, después no se supo nada más de él.
- ¿Está en
MuuShu?
- Todo
parece apuntar a que sí. Verás, el Ojo, como sabes, es una de las Reliquias de
la Espiral. Estas, aunque nadie las mueva, van cambiando de lugar a placer.
Hemos recibido informes de un objeto, esférico, que algunos habitantes de
MuuShu han tenido en sus manos y han enloquecido. Creemos que es el Ojo.
- Muy bien,
mi señor. Parto ya. - Se dio la vuelta, pero le interrumpió.
- Espera
solo un momento más. Yo, estoy de tu parte Carlos. Encuentra el Ojo y todos te
perdonarán, sé que podrás. Además, aunque no debo, te voy a proporcionar algo
que te servirá de ayuda. - Le entregó un rollo de papel sellado con cera. - No
lo abras, salvo que corras grave peligro. Ahora ve, y, mucha suerte.
Acto seguido
apareció un portal al lado suyo, dio un paso adelante y fue teletransportado a
la Puerta de la Espiral. Se encontraba en una bonita plaza llena de cascadas
que caían a la nada y con flores por todos lados, una piedra blanca que llenaba
el camino y arcos de piedra que lo adornaban. Introdujo la Llave de MuuShu, abrió
la Puerta y entró mientras pensaba: "Suerte, Enrique".
Aquel era un viaje del que no regresaría jamás.
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