sábado, 18 de mayo de 2013

Reliquias - Capítulo II - Expulsado




Capítulo 2:

Expulsado


Salían del Salón de la Luz algo más aliviados. De no ser por la intervención de Enrique en la decisión, ahora mismo estaría esperando la muerte. Enrique se había negado y les había dicho que él se lo había pedido y Carlos le dijo que no debía, que estaba prohibido. Añadió, que de no ser por eso, no habría podido liberar a Carlos y probablemente habrían muerto. Aquello les hizo decidirse. Sería enviado a una misión especial a un mundo de La Espiral.

Se detuvo y le dijo a Enrique:

- Gracias. - Le miró y antes de que dijese nada se fue, dejándole con la palabra en la boca.

No podía ocultar la vergüenza que sentía, volvió corriendo a su cuarto en el ala este del Palacio de la Luz. Preparó sus cosas en una mochila, se vistió adecuadamente y se puso el equipo mágico, que incluía varita y capa de invisibilidad. Iba a partir ya. No se entretendría más, no quería buscarse más problemas.


Salió al pasillo y no se entretuvo en despedirse de nadie, solo se dirigió a ver a Gardross en el Salón de la Luz para recibir la misión. Abrió las puertas y se dirigió a hablar con él. Hizo una reverencia y él le dijo:

- ¿Partes ya? - No parecía sorprendido.

- Sí, mi señor. ¿Cuál es mi misión?

- Debes ir a MuuShu a recuperar un objeto muy valioso, lleva siglos perdido y es de vital importancia. - Carlos se interesó.

- ¿Cuál, mi señor?

- El Ojo Perdido de Bartolomé. - Entonces lo comprendió todo.

Lo enviaban a aquella misión con la esperanza de que no volviese nunca. Y Gardross lo sabía. Ese Ojo se había perdido. Se decía, que era el Ojo del Pasado, y con él, Bartolomé podía ver lo ocurrido con anterioridad en La Espiral. Malistaire lo había robado para invocar al Dragón Titán, después no se supo nada más de él.

- ¿Está en MuuShu?

- Todo parece apuntar a que sí. Verás, el Ojo, como sabes, es una de las Reliquias de la Espiral. Estas, aunque nadie las mueva, van cambiando de lugar a placer. Hemos recibido informes de un objeto, esférico, que algunos habitantes de MuuShu han tenido en sus manos y han enloquecido. Creemos que es el Ojo.

- Muy bien, mi señor. Parto ya. - Se dio la vuelta, pero le interrumpió.

- Espera solo un momento más. Yo, estoy de tu parte Carlos. Encuentra el Ojo y todos te perdonarán, sé que podrás. Además, aunque no debo, te voy a proporcionar algo que te servirá de ayuda. - Le entregó un rollo de papel sellado con cera. - No lo abras, salvo que corras grave peligro. Ahora ve, y, mucha suerte.

Acto seguido apareció un portal al lado suyo, dio un paso adelante y fue teletransportado a la Puerta de la Espiral. Se encontraba en una bonita plaza llena de cascadas que caían a la nada y con flores por todos lados, una piedra blanca que llenaba el camino y arcos de piedra que lo adornaban. Introdujo la Llave de MuuShu, abrió la Puerta y entró mientras pensaba: "Suerte, Enrique". 

Aquel era un viaje del que no regresaría jamás. 


Capítulo anterior: El lugar secreto

Capitulo siguiente: Ashe

No hay comentarios:

Publicar un comentario